top of page

La  última patrulla... Footprints.

“Se buscan personas dispuestas a caminar muchos kilómetros, durante muchos días. No se ofrecen garantías de llegar al destino, pero sí se prometen jornadas de sufrimiento intenso, con frío y calor en proporciones iguales. Las lesiones musculares y las ampollas son más que probables, así como el desaliento que invitará a abortar el plan. Se dormirá poco, algunas noches sobre el duro suelo o en un saco bajo la lluvia. Si alguien se pierde durante el recorrido, deberá caminar más distancia de la prevista. Así disfrutará más tiempo de la belleza incomparable de los paisajes de Monclova. Quienes ya han recorrido este Camino desde hace muchos años, aseguran que ayuda a descubrir el sentido de la propia existencia.” ¿Quién se apunta?

FOOTPRINTS es el resultado de aquel deseo infantil, hecho realidad.

El dia que nací, mis pies eran pequeños, suaves y torpes. ¡No fue facil aprender a utilizarlos! Nada fácil. Aprender a caminar no fue el reto más dificl de mi vida. Me resulto mas duro aprender a dirigir mis pasos.

¿Cual es el major camino para mi?

¿De donde vengo?

¿A donde voy?

Un dia me di cuenta de que necesitaba saber quien soy. Para averiguarlo, rompi la rutina de mis pasos y los dirigi hacia un Viejo sender. Un camino largo, estrecho y empinado. Trazado por miles de caminantes y andariegos que lo recorrieron antes ue yo. Me dijeron que esa ruta me enseñaría un Nuevo modo de camina, que ningun caminante quedaba defraudado.

Pies, ¿A donde me llevarán?

Mi primer huella (foto de pie).

Bienvenidos a Coahuila.

En medio del desierto existe una ciudad muy tranquila llamada Monclova. Donde en el año 1995 me separe de ella para seguir mis pasos, pero en ella naci hace 40 años.

Pero, ¿Quien soy yo?

“¿Quién soy yo?” es una de esas preguntas existenciales que, si no sabemos responder, pueden llegar a convertirse en un obstáculo a la hora de ser felices. Saber quién es uno mismo y hacia dónde queremos dirigir nuestros pasos es una de las bases para encontrar bienestar, no ya en los grandes proyectos, sino en todos los detalles de la cotidianidad.

Pero no poder responder a esta pregunta en un momento no quiere decir que todo esté perdido. Actualmente no hay nada que nos haga suponer que la capacidad para plantearse adecuadamente y responder con éxito la cuestión "¿quién soy yo?" sea en sí misma una capacidad innata, algo inamovible e independiente de nuestras elecciones y el ambiente en el que elegimos vivir. En ocasiones, es necesario hacernos esta pregunta para poder seguir creciendo, pues es un indicador de si estamos en el camino correcto.

Cuando decimos que no saber hallar respuestas de cuestiones de identidad puede llegar a ser un problema, no estamos diciendo que la clave esté en saber responder o no a este tipo de preguntas con una frase específica o concreta, como si de un eslogan vital se tratara. Lo importante es comprobar, desde la propia subjetividad, hasta qué punto podemos llegar a reconocer una serie de ideas e imágenes que identificamos con nosotros mismos. La respuesta a la pregunta "¿quién soy yo?" está siempre más allá de las palabras.

Por eso merece la pena detectar hasta qué punto ciertas sensaciones de malestar pueden tener su foco en estas dudas acerca del significado de la propia existencia y la propia identidad.

Si no podemos responder a esta pregunta, ello puede significar que estamos pasando por una crisis de identidad, un periodo de nuestra vida en el que podemos experimentar profundas dudas sobre nosotros mismos, dudas sobre el sentido de la existencia acompañadas de sentimientos de vacío, soledad.

Ahora bien, cuando conseguimos responder de nuevo a esta pregunta, nos volvemos a reenganchar al ritmo de los acontecimientos que nos suceden en nuestra vida, consiguiendo ser, esta vez, mucho más conscientes de lo que nos rodea y más realistas en nuestros pensamientos.

Volvemos a empoderarnos frente a la vida.

La identidad se va forjando a lo largo de la vida, pero hay una etapa o periodo crítico en que tiene especial relevancia: la adolescencia. Los adolescentes suelen ir en busca de ese “¿quién soy yo?”, porque la adolescencia es una etapa de descubrimiento. Los adolescentes pasan por un periodo de autoconocimiento, y empiezan a hacer grupos de amigos, a relacionarse con el sexo opuesto o a pensar en sus opciones de futuro. Pero además de este autoconocimiento, es decir, ¿Qué soy yo, de dónde vengo, qué quiero ser?, el “¿quién soy yo?” también afecta y se ve afectado por la autoestima: ¿Me quiero mucho o poco o nada? ¿Soy lo que quiero ser?, y la autoeficacia: ¿Soy capaz de ir a dónde quiero ir? ¿Soy capaz de ser lo que quiero ser?

Por tanto, saber quién eres te hace más fuerte y, a pesar de las adversidades que puedan presentarse en tu vida, te ayuda a superar las dificultades.

Saber “quién soy yo” puede no ser siempre fácil. Y para algunos individuos se convierte en una pregunta complicada, pues les da miedo afrontar la realidad. Cuando no sabes quién eres, ni dónde estás, ni sabes el camino que quieres seguir en la vida, la ansiedad, el malestar y el miedo pueden tomar el control sobre ti. Esto es lo que se conoce como una crisis existencial, y puede ser mentalmente muy agotador, además de provocar trastornos psicológicos si no se resuelve la situación de manera correcta.

La crisis existencial es una crisis de identidad, y la solución está en volver a conectar con uno mismo.

Responder a la pregunta "¿Quién soy yo?" implica, entre otras cosas, enfrentarnos a la tensión entre lo que creemos ser y lo que queremos ser. Es prácticamente imposible valorarse a uno mismo sin compararse con un versión del yo ideal, con todo aquello que nos gustaría ser. Trabajar tanto en la autoestima como en nuestro potencial y capacidades hará que nos enfrentemos a esa pregunta sin miedo.

Pero, ¿Y quien soy yo?

No sé si realmente existe una forma de decir quién soy. Podría decir lo típico, las cosas básicas que se preguntan apenas conoces a alguien…

“Me llamo José Luis, tengo 40 años, nací el 11 de Septiembre de 1976 en la Ciudad de Monclova, Coahuila, y soy Militar”.

Pero, claramente, eso es sólo decirles mi nombre, mi edad, de dónde vengo y que estudié. No refleja nada sobre mí, sobre mi forma de ser o sobre qué cosas me gustan, interesan o apasionan.

Aunque una de las cosas que más disfruto es escribir, tratar de describirme a mí mismo es algo que me resulta muy dificil. No sé bien qué decir, por dónde empezar, qué contar… pero sé que una de las partes más importantes de esta historia es saber quién está detrás de ella. Conocer quien escribe, saber cómo piensa o como siente la persona a la que estamos a punto de leer (o por qué no, ya leímos) nos da un panorama de cómo va a ser todo lo que sigue. Por eso, aunque me resulte complicado poner en palabras quién y cómo soy, voy a intentarlo. No sé qué saldrá, pero si después de tantas idas y vueltas para encontrar las palabras justas logran tener una mínima idea de quién soy, me doy por satisfecho.

Entonces, ¿quien soy yo?

Les puedo contar que soy una persona curiosa por naturaleza, que necesita llenarse de cosas nuevas, aprender con cada paso, con cada persona que encuentro en el camino. Soy inquieto y aventurero, me encantan las cosas extremas, No suelo pensar demasiado las cosas y prefiero correr riesgos antes de que llegue el momento de tener que preguntarme “qué hubiera pasado si”.

Considero que mi cualidad más importante es ante todo, ser perseverante, lo que me convierte también en un poco testarudo. Pero todo lo que tengo de perseverante también lo tengo de impaciente y ansioso. Tal vez esta sea la faceta más contradictoria de mi personalidad. No me gusta que jueguen con mi tiempo, como suelo decir mientras en mi vida rutinaria tengo que pasar más tiempo del que debería esperando por un tren o un colectivo, por ejemplo.

Soy tremendamente ambicioso y sé que puedo lograr lo que quiero, a corto, mediano o largo plazo. Por eso, tampoco me asusta decir que el gran sueño de mi vida es dar la vuelta al mundo. Podrán decir que es cliché, que es imposible, que es lo que quieren hacer todos pero el problema es que muchas veces el miedo a lo desconocido, a arriesgarse, a que las cosas no salgan como las planeamos es la que nos entorpece el camino. Yo quiero que mi proyecto de vida sea concretando mis sueños, no dejando que el miedo no permitan que sean más que sólo eso.

Yo quiero que mi vida sea mis sueños hechos realidad.

No sirvo para hacer lo que es socialmente correcto ni para vivir la vida que todos creen que hay que vivir, porque es lo que está bien visto, lo que se considera “normal”. Si eso significa estar loco, entonces soy un loco feliz. Si hay algo de lo que estoy convencido es de que nací para ser libre, para luchar por las cosas que quiero hacer y sobre todo, para hacer que cada segundo de mi vida valga la pena, para no tener que arrepentirme después por no haber hecho las cosas que me llenan el alma. Tal vez muchos me cataloguen de caprichoso, yo prefiero decir que soy apasionado.

También puedo decir que soy un poco romántico. Tanto, que a veces no puedo evitar enamorarme de los lugares en los que me encuentro. Me enamoré de Madrid y además de Roma, de la calidez de la gente Colombiana y de la magia que se percibe en el aire de El Salvador. Me enamoré de Perú y aprendí a reconciliarme con Honduras, aprendiendo a ver sus rincones con otros ojos. Me enamoro de las cosas grandes y extravagantes pero también de las pequeñas que suelen pasar desapercibidas.

Soy extrovertido, sociable y amigable y, por qué no decirlo, bastante platicador. Me encanta hablar, no puedo parar de hacerlo y lo hago en un tono de voz muy fuerte. Me gusta decir que es porque llevo la sangre india de mi padre en las venas y tal vez un poco de eso hay. O simplemente, es mi forma de ser y aunque a veces puede resultar molesto escuchar a alguien que hable tan alto, a mí me gusta saber que siempre se me va a escuchar.

Este soy yo. Soñador, romantico, impaciente, platicador, amigable, exagerado, testaruda, curiosa y ambicioso.

¡Pero supongo que hasta aqui aun no sabes quien soy yo!

“¿Quién soy yo?”es probablemente la pregunta más desconcertante, profunda, difícil, emocionante e interesante que a lo largo de los años que me ha tocado vivir me he tenido que hacer.

Para mi es desconcertante porque a lo largo de todas las respuestas y las definiciones que me he dado de mi mismo siempre terminaba insatisfecho. Siempre hay algo más. Después de cualquier respuesta a que he intentado llegar vuelvo a un: “pero no soy realmente así”. “¿Quién soy yo?”parece una pregunta simple, quizás la más simple, y sin embargo nos deja desconcertados y confundidos.

Esta pregunta me resulta demasiado profunda porque desde que recibimos el don de la conciencia, del sentido del yo, es del mayor interés para mi. Desde el origen de pensar en el ser humano nos hemos hecho esta pregunta y ha sido motivo de nuestras reflexiones. ¿Qué puede ser más importante que entender la naturaleza del ser? Nada tiene mayor profundidad que la pregunta de quién es este “yo mismo”, la conciencia que habita este cuerpo y que vive en esta hora de la historia.

“¿Quién soy yo?”es la pregunta más difícil porque tiene miles de respuestas, y más. Sólo hacer la pregunta nos trae inquietud y ansiedad. Sentimos que es una pregunta relevante pero algo en nosotros rechaza pensarla y se quiere distanciar de la respuesta que de todos modos anhelamos. Es algo tan básico que incomoda no tener una respuesta preparada y clara. Pero cualquier explicación apresurada nos deja insatisfechos.

Cuando nos detenemos a pensar más profundamente nos damos cuenta de cuan compleja e intrigante es la cuestión y aparece más vasta y escurridiza. Muchas personas se asustan de la pregunta y la dejan de lado porque “es una preocupación demasiado abstracta” para gastar tiempo en ella. O se puede sostener que es un asunto para filósofos, o que no tiene relevancia en mi vida cotidiana. ¡Pero cómo puede no ser relevante! Si es tan básica y esencial, aunque sea difícil, exija atención, tiempo y hasta tenga un halo de aventura al encararla.

Empezar a preguntarnos esta simplísima cuestión, “¿Quién soy yo?” trae entusiasmo y emoción porque abre un vasto campo de exploración ante nosotros. Quiere decir que es una puerta hacia nuestra vida interior. Cuando preguntamos seriamente, en la intimidad de nuestro ser, con honestidad total y objetiva, desnudos frente a nosotros mismos, empezamos a descubrir mucho sobre quién somos. ¿Con qué nos identificamos? ¿De dónde venimos? ¿Qué limitaciones nos auto-imponemos? ¿Cuáles son nuestros prejuicios? ¿Cuáles son las definiciones que hacemos de nosotros mismos? ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos? Es sorprendente, a veces doloroso, a veces estimulante-llegar a conocernos en profundidad.

Pero no es solo entusiasmo lo que encontramos en el camino hacia las respuestas de esta pregunta. Hay también fascinación porque se abre un inmenso campo frente a nuestros ojos: el campo de la conciencia interior. Tenemos un conocimiento subliminal de este aspecto de nuestra vida interior pero apenas nos relacionamos con él. Y a medida que uno comprende más y más aparece con mayor claridad que la respuesta no tiene límites y que descubrimos nuevos horizontes de nuestra realidad. Fascinación y maravilla son las únicas palabras que describen este proceso. No hay realmente una respuesta clara o simple a la pregunta. Este asunto de “¿Quién soy yo?” es más bien una herramienta para explorar la propia vida interior, y no una pregunta. Se puede usar como una ventana (o un microscopio) para mirarnos a nosotros mismos y explorar la naturaleza de nuestro ser.

Podemos acercarnos a la pregunta de modo sistemático:

Yo soy un cuerpo. Todos tenemos un cuerpo y este aspecto de nuestro ser es el que más obviamente se ve. Nuestro cuerpo tiene un variedad de características: ciertas fuerzas, ciertas debilidades. Necesitamos darnos cuenta de sus diferentes aspectos y mantenerlo sano. Sin embargo también es obvio que somos algo más que nuestro cuerpo porque si se le remueve una parte (por ejemplo, una extremidad), igual seguimos siendo nosotros mismos; todavía queda un “Yo”. Yo soy un cuerpo, pero hay algo más....

Yo soy una persona que reacciona emocionalmente. Necesitamos conocer nuestras respuestas emocionales, nuestros estados de ánimo, qué es lo que los causa. Necesitamos llegar a ser objetivos con nuestras emociones, observar cómo reaccionamos. Yo soy mis emociones, pero hay algo más....

Yo tengo un ser histórico. Vivimos en un tiempo particular de la historia. El mundo era muy diferente antes y va a cambiar completamente en el futuro. Vivimos en un momento como parte de un continuum histórico. Estamos muy determinados por esta hora de la historia, pero hay algo más....

Yo soy una cultura. Todos estamos sumergidos en una cultura. Pero hay más....

Yo soy parte de una nación. La identidad nacional es una identificación muy fuerte. Nos identificamos con la historia, el pueblo, las costumbres. Hay símbolos que nos vinculan a la nación incrementando nuestra conexión emocional: “Soy Mexicano”, “Indio”, “Kikapoe”, “Coahuilense”, “Monclovense”, “Militar”- identificaciones fuertes. Pero hay algo más....

Yo soy parte de una familia. La familia de la que venimos, la familia que soñamos, la familia que creamos. Recordar que enraizado está nuestro nombre en nuestra conciencia, y que gran parte de nosotros es. Pero hay algo más....

Yo soy el resultado de mi educación. Pero también....

Yo soy el conjunto de mis pensamientos. Pero también....

Yo soy el conjunto de mis defectos. Pero además....

Yo soy mis rutinas. Todos tenemos una rutina que se hace parte de nosotros. Nuestra conexión habitual con ella nos hace difícil cambiarla. Es parte de nosotros. Pero hay algo más....

Yo soy un obrero. Una persona que hace un trabajo. Esta es una de las identificaciones más fuertes que tenemos. Fácilmente igualamos lo que hacemos para ganarnos la vida con lo que somos. Pasamos tanto tiempo en nuestros trabajos que nos convertimos en ellos. Yo soy un Militar, un instructor, un estudiante, un Oficial de sanidad, un combatiente, cuando en realidad yo soy una persona que enseña, que estudia, que practica medicina, que ayuda a la gente. Así es que hay en mí algo más que mi trabajo....

Yo soy alguien que aspira a una vida mejor. Todos los humanos aspiramos a la felicidad y a hacer un mundo mejor..

Yo soy un conjunto de valores.…

Yo soy amor..

Yo soy espíritu.....

Yo soy misterio…

Pero, y ¿Quien soy yo?

Soy un caminante.

Un solitario más con hambre de que seas mi acompañante.

Pero No quiero ser tan solo un caminante mas.

Tampoco un soñador que jamás aprendió a escuchar .

Quiero sentir un nuevo sol y así encontrar aquella esencia que en el camino pude encontrar.

Si, yo camino bajo el sol del desierto y hacia los bosques de las montañas, en un viaje especial con el que he soñado a diario desde que era niño. Se que podría caminar por la ciudad o viajar en auto o en autobus, pero decidi hacerlo a pie y recorrer miles de kilometros en la naturaleza para encontrarme cada vez conmigo mismo.

Commentaires


Featured Posts
Recent Posts
Archive
Search By Tags
Follow Us
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

2016 by José Luis Perez. Proudly created with Wix.com

  • White Facebook Icon
© Derechos de autor
bottom of page