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Pueblos Mágicos de Coahuila.



Presentación.


Entre los estados del norte de México, Coahuila es el que cuenta con el mayor numero de Pueblos Mágicos: Parras de la Fuente, Cuatro Ciénegas de Carranza, Arteaga y Viesca.


Además de ser hermosos, estos pueblos poseen una notable arquitectura y tradiciones sorprendentes. Los cuatro tienen en común el verdor de huertas y jardines alimentados por el sereno fluir de las acequias, que representan el triunfo del hombre sobre el desierto inhóspito y en cierto modo simboliza igualmente la historia de Coahuila y el norte de México. También comparten un perfil urbano lindo y acogedor que de entrada ya es razón para emprender el viaje. Y quien decide conocerlos descubre una robusta cultura popular, cuya manifestación mas inmediata son sus guisos, dulces y vinos deliciosos.


Pero más allá de sus dotes comunes, cada uno de estos pueblos tiene un estilo, una historia y, sobre todo, una personalidad radicalmente peculiar que deriva de su respectivo entorno natural, donde se ubica la maravilla particular que los define. Parraspresume sus lujuriantes e interminables viñedos que son los más antiguos del nuevo mundo; Cuatro Ciénegasaparece como el pueblo risueño junto a uno de los sistemas de oasis más increíbles del mundo; Arteaga es poblado de montaña fría y puerta de la majestuosa Sierra Madre Oriental; y Viesca ostenta con orgullo su papel como punto de arranque de la región lagunera y su tenacidad para sobrevivir del llano arenoso.


La guía especial de México Desconocido Pueblos Mágicos de Coahuilate orienta a detalle sobre las riquezas de estos cuatro poblados para que puedas disfrutarlos a plenitud. Naturaleza, cultura, gastronomía, música y celebraciones son los protagonistas de esta aventura por el norte del país; si se visitan en una misma ruta, garantizan uno de los mejores viajes largos por carretera que puedes disfrutar en México.


Aprovechamos también para presentarles las maravillas de General Cepeda, Candela y Guerrero; otros poblados que están en la lista para obtener tal nombramiento.

Anímate a descubrir los secretos que sus calles y edificios guardan; y a vivir experiencias únicas en viñedos, campos nevados, dunas y pozas. Ven y disfruta la magia del recorrido por la geografía de Coahuila.


Parras de la Fuente

“Historia, Vino y Señorío”

Agua abundante, vinos y viñedos, arquitectura elegante, buen gusto y tranquilidad hacen de Parras un refugio simplemente encantador. O por nada fue el primer pueblo del norte de México en ser designado Pueblo Mágico.


Hay muchos motivos por los que parras es un lugar sorprendente, pero en realidad es el conjunto de sus atractivos mas que uno en particular, lo que lo hace que entre los pueblos mágicos de México sea uno de los más encantadores.


Sí, sus atractivos son muchos. Para empezar ahí esta su gran riqueza acuática en medio de un territorio tenazmente árido. Acequias y acueductos no solamente extienden la fertilidad de la tierra, sino que parecen llevar agua fresca a nuestra imaginación y a nuestro animo. Y ahí están también los fabulosos estanques de Parras que toman el color del cielo y lo transforman en alegres tonos Verdi azules.


Agua significa vida, campos cultivados y sobre todo, arboles. No hay en México poblado más arbolado que Parras, lo cual es una paradoja bastante afortunada dado que se encuentra en medio del desierto. Desde hace décadas o siglos, hay muchos más nogales que seres humanos en este pueblo. Un grueso cinturón de espesas nogaleras rodea el pueblo y se cuela entre sus calles. Además, banquetas, camellones, parques y patios de casas están llenos de árboles. A donde uno vuelva la mirada encuentra, si no un nogal, sí un pino, un álamo, un ciprés o una palmera. Y cuando subas al santo madero lo comprobarás porque el pueblo no se vé: las copas de los árboles no dejan apreciar los edificios, mas bien muestran la gran mancha verde que es Parras.


Entre los árboles se ubica la construcción humana, un pueblo que no solo es bonito por sus casas antiguas de un solo piso y anchos patios, sino también por sus edificios públicos. Sus cuatro iglesias centenarias son ejemplo de arquitectura sencilla y de buen gusto. Y en su interior pueden encontrarse lienzos y retablos magníficos.


Dentro de la obra humana hay que contar, claro, con la moderna infraestructura turística. Varios hoteles de excelente nivel (aunque diversos precios) sumados a agradables restaurantes, eficaces turoperadores y hasta un campo de golf hacen de Parras uno de los poblados más acogedores y mejor atendidos del estado.


Por otro lado, el programa de Pueblos Mágicos de la secretaria de turismo federal inicio en 2001. A los tres años cuando solo una docena de pueblos gozaban del titulo, se le dio el nombramiento a Parras. Para entonces no había localidades del programa en ninguno de los seis estados de la frontera norte, ni en Baja California Sur, Sinaloa o Durango. Si a lo anterior se agrega la más larga tradición vinícola de este lado del atlántico, el glamour de los viñedos y el placer de los vinos, lo que se tiene es uno de los destinos de viaje más disfrutables de todo México.



Tiempo atrás.


Los primeros exploradores españoles que llegaron a la región en 1568. Cuando vieron que en este fértil valle crecían por todas partes vides silvestres lo llamaron “Parras”. Con esta vid local no se lograban buenos vinos, pero su abundancia indicaba que la tierra sí era propicia para la vid ibérica, de modo que a loa pocos años hubo ya colonos que comenzaron a sembrarlas y a elaborar vinos.


En 1594 los jesuitas iniciaron su labor misional (se dice que fueron los primeros en elaborar vino aquí). Cuatro años más tarde ellos y los colonos españoles fundaron formalmente el pueblo de Santa María de las Parras. Este nombre sería cambiado en 1868 por el actual, en honor al político liberal Coahuiltexano Juan Antonio de la Fuente.


Diversos documentos históricos confirman que desde su fundación Parras vivió y prospero gracias a la vid y a los vinos. Sin embargo, otras actividades agropecuarias también han formado parte de la economía regional desde hace siglos, al igual que la industria textil, que comenzó en gran escala a mediados del XIX.


Parras le da a México muchos personajes notables, entre ellos el iniciador de la Revolución Mexicana y presidente de México, Francisco I. Madero. (1873-1913).


Calles y rincones.


Hay mucho que ver en Parras, así que recomendamos a los viajeros darse mas de un día para recorrer los rumbos que aquí recomendamos. También sugerimos no moverse en automóvil dentro del pueblo. Aparte de que varias plazas tienen opciones tímidas de estacionamiento, en coche no se saborea igual el encanto del lugar.


Dos plazas en el centro.


La plaza de armas o plaza Hidalgo se encuentra en la confluencia de varias calles, la principal de las cuales es Francisco I. Madero. Como las demás plazas del pueblo, es una linda explanada llena de árboles. En su centro se levanta un antiguo quiosco de techo verde y en su costado norte se ostenta una bonita estatua de Miguel Hidalgo y Costilla colocada ahí en el año 1910, con motivo de las celebraciones del centenario de la independencia.


Al noreste de dicha plaza, en el cruce de Madero y General Treviño hay dos edificios notables. En el lado norte esta el Palacio Municipal, que aunque fue construido en 1979 se salvó de tener un diseño contemporáneo. Dicen que mas bien intentaron hacerlo semejante al palacio de gobierno de Saltillo, con lo que resultó un edificio agradable, de aire Porfiriano, que compagina con el perfil arquitectónico de Parras. En contra esquina estala bella y sobria construcción blanca de la Iglesia de San Ignacio de Loyola. Erigida en 1607, es uno de los edificios más antiguos de Coahuila. En el presbiterio luce un retablo barroco fabuloso, que debe ser de los más hermosos de México al norte del trópico de cáncer. Es de tres cuerpos y cinco calles. Los dos cuerpos inferiores ostentan columnas salomónicas, mientras que en el superior son estípites los que flanquean el nicho único en la imagen de Nuestra Señora. Varios de los santos que ocupan los demás nichos son naturalmente de la compañía de Jesús, entre ellos, el fundador de esta orden y patrono del templo que esta en el nicho central. A un lado, el antiguo Colegio de San Ignacio de Loyola al archivo María y Mateo, cuyos documentos son del siglo XVI al XIX son una fuente invaluable para el estudio de la historia de Coahuila y Durango.


Sobre la Calle Francisco I. Madero, una cuadra al oriente, se encuentra la plaza del beso. Esta placita corresponde a la parte trasera de la parroquia de la asunción de Santa María, que muchos llaman de Santa María de las Parras y que ahora es la iglesia principal de Parras. Robusta y sencilla, 1648 se considera su año de construcción original, si bien desde entonces ha sido sometida a diversas modificaciones y remodelaciones que le han dado un cierto aspecto neoclásico. Al norte, su atrio abierto es la plaza del reloj, que recibe este nombre por la torrecita de un reloj con cuatro carátulas. Este reloj fue erigido en tiempos de la revolución en honor de los mártires de la democracia, el presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suarez.




Un estanque luminoso.


Dos y media cuadra al poniente de la plaza de armas se localiza el extravagante museo de los monos (Madero 37; L-D de 08:00 a 21:00 h; contribución voluntaria). Este lugar es una casa que aloja figuras caricaturescas de docenas de personajes del medio político, de los espectáculos y del propio pueblo de Parras. Ahí están los políticos estadounidenses Hillary Clinton y Barack Obama; los mexicanos Vicente Fox, Carlos Salinas de Gortari y Francisco I. Madero; los personajes del cine y la televisión “el santo”, “el lonje moco”, etcétera. Estas figuras hechas con papel y material reciclado son de tamaño natural y tienen máscaras verdaderamente grotescas. El museo es obra de José Cruz Hernández Reyes, un Párrense que ha querido crear en su pueblo un lugar fuera de lo común y lo ha logrado con creces. Por supuesto, él mismo aparece representado varias veces en sus monos.


A unas tres cuadras de ahí, a cosa de un kilómetro de la plaza de armas de localiza el hermoso estanque de la luz (Eugenio Aguirre Benavides y Santa Catarina; L-D de 07:00 a 19:00 h; acceso $20), que sin duda es el lugar más fotografiado de Parras. Se trata de una pileta de unos setenta metros de largo por sesenta de ancho y tres de profundidad, construida en el siglo XIX y alimentada con agua de manantial.


A lo largo de las décadas ha tenido distintos usos. Cuentan que el empresario y político Evaristo Madero, abuelo del presidente Francisco I. Madero, invito a este lugar al inventor estadounidense Tomás Alva Edison a hacer pruebas con el bombillo eléctrico. En agradecimiento, Edison ayudó a Don Evaristo a instalar aquí una turbina hidroeléctrica, presuntamente alimentada con agua del estanque, con lo que Parras contó con energía eléctrica desde el siglo XIX. Este relato sustenta la versión de los parrenses de que su pueblo fue el primer lugar de México en haber contado con electricidad, cosa que también dicen del suyo los habitantes de otros pueblos y ciudades del país.


Hoy en día, el estanque de la luz es un acogedor balneario publico, que en los meses de verano resulta delicioso. A su lado hay palapas, asadores, juegos infantiles y chapoteaderos. Y como es amplio, se alquilan lanchas en temporadas vacacionales.


Los recuerdos de Don Francisco y Don Evaristo.


Tres cuadras al norte de la plaza de armas, por General Treviño, está la alameda (Melchor Ocampo y Degollado), y a tres cuadras al poniente, de ahí se puede visitar el santuario de la Virgen de Guadalupe (Viesca y Melchor Ocampo) de origen virreinal. Es una construcción sencilla de aire neoclásico, pero en su interior alberga bellos retablos y lienzos notables, algunos de los cuales son de Antonio Torres, pintor mexicano de los siglos XVII y XVIII.


La zona oriente del centro resulta también muy interesante por guardar múltiples recuerdos de los personajes principales de Parras: Evaristo Madero (quien nació en rio Grande, Coahuila y Texas, pero vivió y laboró gran parte de su vida aquí) y Francisco I. Madero. Es aquí donde estaba la hacienda del Rosario, adquirida por el primero a finales del siglo XIX. En ella residió este personaje y desarrolló una parte de sus empresas. Al paso de los años, la hacienda se fragmentó y ahora sus casas y dependencias han quedado dispersas dentro de esta zona del pueblo.


El edificio más notable de este rumbo es la fabrica la estrella (Ramos Arizpe esquina con 16 de Septiembre). Esta empresa fue fundada en 1854. En 1898 la compró Evaristo Madero, quien la amplió y modernizó. A lo largo del siglo XX fue una prestigiada compañía productora de ropa de mezclilla; sin embargo, hace unos años quedó completamente paralizada por una huelga que apenas terminó en octubre de 2014. El edificio de la fabrica es bastante llamativo. Sobre su costado norte tiene varios locales comerciales interesantes: el bar de vinos Enoteca, la tienda de vinos Rivero González, restaurantes, etcétera. Si caminas hacia el sur, por detrás de la fabrica verás la arquería de antiguos productos que seguramente alimentaban su maquinaria hace cien años. Hacia el sureste está el estanque de la hacienda, otro gran reservorio que surtía del vital liquido a la Hacienda del Rosario.

Cruzando 16 de septiembre, una antigua casa de color marrón conserva una placa que anuncia que ahí nació el 30 de octubre de 1873 Don Francisco I. Madero, presidente de la republica y mártir de la democracia. Enfrente, al otro lado de Ramos Arizpe, está el hotel La Casona del Banco, que efectivamente fue sede de un banco, la propiedad de Don Evaristo Madero. A la derecha de la fabrica, sobre Ramos Arizpe, puede verse detrás de un amplio jardín arbolado la bonita casa del Abuelo, ahora propiedad privada, que también fue parte de las propiedades del mismo personaje. Se dice que ahí jugaba de niño Francisco I. Madero.


El emblema de Parras.


A cosa de un kilómetro en línea recta dese la plaza de armas en dirección suroeste y no lejos del estanque de la luz, se yergue el visible cerro del sombreretillo. Un camino en espiral de unos quinientos metros de longitud que permite subir hasta la cima donde se encuentra la Capilla de la Santísima Cruz, también conocida como la Capilla el Santo Madero. El santo madero es una antigua cruz venerada desde hace siglos. Anteriormente, estaba sin resguardo, pero el viento la derribó varias veces, de modo que los parrenses cooperaron para construirle una capilla formal. Las obras comenzaron en 1868 y concluyeron doce años más tarde. Desde lo alto del cerro, la vista de Parras, sus huertas y las montañas que la rodean es espectacular. No te la pierdas.


Todos los sabores de parras.


Tan tradicional como la uva es la nuez en Parras, que incontables familias locales cultivan, cosechan, pelan, preparan en dulces y obviamente, consumen. Aunque se vende en estado natural (pelada y sin pelar, a granel y empaquetada) es más fácil encontrarla transformada en distintos tipos de dulces que abarcan diversas combinaciones con leche quemada, azúcar, caramelo, miel, higo, chabacano, durazno, guayaba etcétera: bolitas, glorias, glorias rellenas, rollitos, palanquetas, noras, marquetas… hace falta un curso para conocer las variedades disponibles.


Otra golosina clásica de Parras es la campechana, que en realidad es un producto moderno, aunque no menos recomendable. La campechana de parras suele ser más pequeña que la de otras partes del país y mucho más delgada, de modo que resulta exquisita y no lleva toda la carga de harina de la de los otros rumbos. Dulces de nuez, campechanas y otros comestibles artesanales como tamarindos preparados, mermeladas y cajetas se venden en incontables tiendas del pueblo.


En cuanto a guisos, el cerdo es el rey. El asado de puerco, los tamales de carne de puerco y los chorizos son magníficos. Pero hay también otros platillos formidables como los tacos de cabeza y la barbacoa de lengua de res. Encontrarás también restaurantes establecidos donde por lo general sirven comida más convencional pero de muy buen sabor.


La maravilla de Parras de la Fuente.


… sus viñedos, sus bodegas y sus vinos, que le dan al pueblo y la región un carácter único en Coahuila y en México. Además de presumir la más antigua tradición vitivinícola del Nuevo Mundo, Parras se ubica a nivel nacional como el pueblo mágico del vino por excelencia. Siete bodegas se pueden visitar en Parras y sus cercanías y otra más pronto abrirá sus puertas al público.


Casa Madero.


Desde luego la primera bodega en visitar es Casa Madero, la más grande y afamada del estado. Se encuentra a nueve kilómetros al norte de Parras, sobre la carretera que lleva a la autopista Torreón-Saltillo. Fue fundada como la hacienda de San Lorenzo en 1597 y desde entonces se ha dedicado al cultivo de la vid y a la elaboración de vinos y destilados de uva, lo que la convierte en la vitivinícola más antigua del nuevo mundo que sigue trabajando como tal y en la sexta del mundo. A finales del siglo XIX la compró el famoso empresario y político Evaristo Madero, quien le dio su nombre actual y su estructura corporativa.


Extensos viñedos y nogaleras rodean los viejos edificios de la hacienda a los que se les han añadido nuevas bodegas, laboratorios, áreas de descarga, salas de fermentación y destilación, jardines, tienda, etcétera. Buena parte de la zona de trabajo se le conoce como Muse del Vino y está abierta al público en general. En el recorrido que dura poco menos de una hora, se conoce la historia de la casa, el proceso de elaboración de los vinos y los tipos de caldos que se hacen ahí.


En la tienda que está afuera del museo, pueden comprarse los vinos de la bodega: cinco Gran Reserva (de largo periodo de envejecimiento) que lleva por nombre Casa Grande y son los más sofisticados de la bodega y doce de la línea Reserva, que se venden bajo la etiqueta Casa Madero. También están disponibles las dos variedades de vinos de mesa Monteviña, dos destilados de uva y algunos regalos.


Los productores de vinos generosos.


Dentro de Parras hay tres casa vinícolas (sin grandes viñedos aledaños) dedicadas principalmente a la elaboración de vinos generosos: el Vesubio, Sergovia Fuantos y Antiguas Bodegas de Perote. Las tres elaboran este tipo de vino dulce a partir de procedimientos artesanales celosamente guardados desde hace varias generaciones. Las dos primeras fueron fundadas por inmigrantes del sur de Italia, Grecia y España, regiones donde también son populares los vinos generosos, de modo que puede vislumbrarse una cierta hermandad entre estos vinos Parrenses y aquellos del sur de Europa.


La visita de estas casas es una experiencia recomendable por varios motivos. Su ambiente es casero. Los mostradores son una mera formalidad que lejos de separar al visitante del vendedor, sirven como mesa para poner los vasitos de prueba. A un lado suelen estar las barricas y las botellas. Y como las tres bodegas producen buen número de variedades el visitante normalmente sale más contento que como llegó.


Los nuevos viñedos.


Las otras tres bodegas que pueden visitarse pertenecen a una nueva generación de casas vitivinícolas coahuilenses que han surgido en consonancia con el auge mundial del vino de nuestros días y el creciente interés del publico en las etiquetas del nuevo mundo. Una de ellas es Bodegas Rivero González, quien inició hace poco más de una década con un pequeño viñedo dentro del área urbana de Parras y ahora ya cuenta con varios predios dedicados al cultivo de la vid. Sus vinos, que ahora ya son de siete etiquetas diferentes, bajo las marcas Rivero González y Scielo, han tenido aceptación en el país. Esta casa tiene una tienda que abre los siete días de la semana y también recibe visitas en su viñedo principal.


Otra es la Hacienda del Marqués, una empresa diversificada que está incursionando en el cultivo de la vid, la producción de vinos y los recorridos enológicos en la zona.


La tercera es viñedos Don Leo, situada en un primoroso vallecito desértico a cuarenta minutos al oriente de Parras. Esta casa, la segunda más grande de Coahuila, produce suficiente uva para tres apreciables vinos bajo la marca Don Leo. Y si bien ya recibe grupos de visitantes, en fechas próximas podrá hacerlo en una flamante bodega provista de terraza, área de degustación y tienda.




Otras experiencias por los alrededores.


En la orilla del pueblo hay dos rincones curiosos que exigen del visitante tener el corazón bien puesto. Uno de ellos está en el extremo poniente, detrás de las antiguas bodegas de Perote, se trata de la cueva de los murciélagos. No entres para no perturbar a los residentes. Simplemente acércate a la boca de la cueva a la hora que se pone el sol. Entonces verás nubes de miles de estos pequeños mamíferos que emprenden el vuelo en busca de alimento. El otro está en el extremo sureste del pueblo y se llama El Fuque, un tramo de rio subterráneo que abastece de agua a los estanques Parras. Para visitarlo contrata los servicios de un tour operador. Es un paraje raro, oscuro y profundo, del que algunas personas cuentan leyendas escalofriantes de sonidos extraños y creaturas misteriosas.


Para los aventureros no hay nada como los cañones de la sierra de Parras. Esta sierra corre al sur del pueblo como prolongación de la sierra madre oriental que viene desde Nuevo León y Saltillo. Algunas de sus cumbres alcanzan casi 2900 metros sobre el nivel del mar, lo cual es mucha altura considerando que Parras está a tan solo 1500. Esta sierra captura la humedad que origina el oasis de Parras. Los arroyos ocasionales bajan y forman barrancas que los amantes del cañonismo ya tienen ubicadas: el cañón de Guadalupe, el cañón de la bandera y algunos otros. En algunos de ellos es fácil encontrar petroglifos y pinturas rupestres de los antiguos pueblos cazadores-recolectores.


El más famoso de ellos es el cañón de la lima, que tal vez no es el más largo o el más profundo pero si es particularmente encantador. El tramo más espectacular está a unos cuatro kilómetros al sur de Parras y tiene unos quinientos metros longitud. Ahí, el lecho del arroyo se ve flanqueado por muros de treinta o cuarenta metros de alto de rocas sedimentarias de color gris azulado que poco a poco se va estrechando . en algún momento el cañón alcanza tan solo unos dos o tres metros de ancho y parece un laberinto. Para avanzar es preciso meterse en las pozas de agua fría y trepar entre las piedras. Sobra decir que recorre este cañón es una experiencia más que gratificante. El mejor momento para hacerlo es después de las heladas invernales y antes de que las lluvias provoquen crecidas del arroyo, esto es en marzo y agosto.


Otras actividades al aire libre que también se realizan en los alrededores de Parras son recorridos en bicicleta, motocicleta y cuatrimoto. Los recorridos en bicicleta por las nogaleras suelen ser muy agradables.



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