La última patrulla. Riesgos en la montaña.
Capitulo 4
Peligro vs riesgo.
Volver sano y salvos cuando se ha tenido una magnifica experiencia al aire libre es lo que todos deseamos. Sin duda eso se requiere cuando se realiza cualquier actividad en la naturaleza. Ahora ¿Cómo podemos asegurar que todo va a salir bien? Está claro que no es posible manejar cada una de las variables que pueden presentarse, pero ciertamente se puede hacer mucho más que tan solo llevar un buen botiquín frente a cualquier eventualidad.
Antes de querer evitar que se nos presente un accidente, se debe entender por qué ocurren. ¿Casualidad? ¿Mala suerte? La verdad es que no. Casi la totalidad de los acci- dentes al aire libre son prevenibles.
Si esto es así, ¿por qué ocurren entonces?
Por mucho entusiasmo que se tenga, el éxito de cada salida depende de la interacción de varios elementos que no se pueden comandar. Además de un buen ánimo y de estar bien preparados, se depende de que el clima sea estable, el lugar sea el esperado, haya disponibilidad de agua bebible, el acceso o la ruta no esté cortada, el terreno no esté suelto o el río siga sobre su nivel, y así una larga lista. ¿Cómo se puede decir entonces que los accidentes son prevenibles? La suma de condiciones inseguras con acciones inseguras puede resultar en un accidente.
Así, si bien existen elementos no controlables, el nivel de inseguridad o seguridad de la situación en la que se esté, dependerá del nivel de información que se maneje, el que afectará directamente sobre la toma de decisiones y, por lo tanto, en las acciones a realizar.
Se dice que la potencialidad de que suceda un accidente depende de la interacción entre factores que aumentan el nivel de riesgo de una situación y los factores que lo disminuyen: si el número o tipo de aquellos que aumentan el potencial de un accidente (factores de riesgo) es mayor al de aquellos que lo contrarrestan (factores de seguridad), la probabilidad de que ocurra un accidente durante nuestra salida es mayor. Así, la identificación de estos factores es clave para manejar y reducir la probabilidad de accidentes: mientras más informados se está frente a lo que puede ir mal, mayor será la capacidad de anticipación y preparación.
En el mundo de las actividades al aire libre se puede hablar de cuatro fuentes de factores de riesgo y seguridad en las que se recomienda situar la atención: La actividad a realizar. El entorno en el que se estará (clima, estación del año, tiempo meteorológico, geografía, ubicación, ora/fauna, etcétera). El equipo con el que se cuenta (vestuario, calzado, alimento, equipa- miento, medio de transporte). Y el grupo humano involucrado (experiencia, habilidades sociales/ técnicas, liderazgo, dinámica de grupo, condición de salud física, mental, emocional, etcétera).
Entonces, si se planifica realizar una actividad en la naturaleza en la cual se sabe existirán diversos factores posibles de desembocar en la ocurrencia de un accidente, la probabilidad de que éste ocurra disminuirá en la medida que contrarrestemos el peso relativo de dichos riesgos. No sólo con factores que otorguen seguridad en general, sino de manera específica para los peligros identificados.
Una vez que se entiende la lógica de cómo ocurren los accidentes, es necesario incorporar nuevos elementos en la ecuación.
Valor real y valor percibido
Si bien una situación puede tener un valor inherente de riesgo o valor real, la manera en que éste pueda ser percibido varía de persona en persona (valor percibido). ¿Es esto relevante? Sí, y mucho. Por ejemplo, ante una actividad al aire libre que supone un riesgo real moderado, lo que podría haber sido una baja probabilidad de accidente, termina en la ocurrencia de uno si los individuos o el grupo lo perciben como un riesgo muy alto (si se sitúan en una posición de estrés o incluso de pánico) o muy bajo (si se sitúan en una posición de descuido).
¿Qué se puede hacer al respecto? Así como es necesario identificar y comprender los diversos factores de riesgo asociados a la salida a realizar, es importante identificar las distintas percepciones de riesgo que cada integrante del equipo pueda tener. De esta manera las decisiones a tomar serán lo más acertadas posibles. Al mismo tiempo, se debe cuidar de no exponer a nadie a una situación de pánico que pueda poner en peligro al equipo y/o generar en la persona un futuro rechazo a realizar más actividades.
Severidad.
Otro valor fundamental de reconocer es el de la severidad asociada al riesgo. No es igualmente preocupante una probabilidad alta de incidentes menores, por ejemplo, picaduras de mosquitos o ampollas en los pies, que una de accidentes como cortes y traumatismos por caída de rocas. Si bien es primordial reducir la factibilidad de ocurrencia de ambos, identificar riesgos de accidentes de gran severidad hace que sea particularmente importante la búsqueda de estrategias que disminuyan la probabilidad del accidente, así como prepararse para la eventualidad de que éste ocurriese.
¿Cero riesgo? ¿Cuánto es aceptable?
Como decia, se considera al riesgo más una oportunidad que una amenaza. Ciertamente, parte de lo apasionante de las actividades al aire libre son el factor desconocido y la sensación de expansión personal que resulta cuando se enfrenta nuevas experiencias. Entonces, ¿vale la pena que éste se reduzca a su mínima expresión? En este sentido se entiende que las actividades a realizar serán dentro de un marco de Riesgo Controlado.
Se estima que no, pero claramente cuánto reducir y cuánto permitir y controlar va a depender de: Cuán importante o beneficioso sea el riesgo a permitir o reducir (¿vale la pena?). El objetivo de la salida. Los integrantes del grupo humano. Esto es especialmente importante si se encuentra trabajando como guías, instructores depor- tivos, o facilitadores de programas de educación al aire libre. En estos casos es vital recordar que para las personas la experiencia es máxima y el aprendizaje mayor cuando son sacadas fuera de su zona de confort pero sin ser llevadas a la sensación de pánico. Esto implica la necesidad de tener claridad absoluta de lo que se pretende hacer, del por qué se va a hacer, de informarse previamente si es posible sobre quiénes irán y de observar y analizar de manera continua durante toda la jornada.
Recuerden esto:
De nada sirve esforzarse al máximo por generar situaciones seguras si no se está preparado de manera óptima para las actividades que se van a realizar. ¿En cuanto a condición física? Claro, pero mucho más que eso.
¿De qué hablamos, cuando nos referimos al riesgo?
Una pregunta importante a la hora de definir criterios para evaluarlos y por esto es pertinente definirlos.
El Riesgo es la resultante de la interacción del peligro, la vulnerabilidad y el valor de las pérdidas. Así: Riesgo = Peligro × Vulnerabilidad
Riesgo: Es el grado esperado de pérdida de los elementos en riesgo debido a la presencia de peligros. Puede ser expresado en términos de pérdidas, personas heridas, daños materiales e interrupción de una actividad.
El peligro: Es un agente agresor externo socioambiental potencialmente destructivo con cierta magnitud dentro de un cierto lapso de tiempo y en una cierta área. Fenómeno social que puede causar heridos, muertes y daños graves.
La Vulnerabilidad: Es el grado de pérdida de un elemento dado o conjunto de elementos de riesgos, como resultado de la presencia de un peligro ambiental y/o fenómeno natural de magnitud determinada.
La Gestión del Riesgo: Es el proceso planificado, concertado, participativo e integral de reducción de las condiciones de riesgo. Implica la complementariedad de capacidades y recursos locales, regionales y nacionales y está íntimamente ligada a la búsqueda del desarrollo sostenible. Es el conjunto de decisiones administrativas, de organización y conocimientos operacionales para implementar políticas y estrategias con el fin de reducir el impacto de amenazas naturales y desastres ambientales y tecnológicos.
La Gestión de Riesgo de Desastres GRD (Chuquisengo, 2011) puede ser:
Reactiva: implica la preparación y respuestas a emergencias inmediatas.
Correctiva: Se refiere a la adopción de medidas y acciones de manera anticipada para reducir los riesgos ya existentes o que previamente se han identificado.
Prospectiva o preventiva: Implica abordar medidas y acciones en la planificación del desarrollo para evitar que se generen nuevas condiciones de riesgo desde su origen y minimizar que éstas vuelvan a ocurrir. (no generar nuevas cndiciones de riesgo).