La última patrulla II Capitulo 5 Cómo actuar.
La base de nuestra supervivencia se basa en identificar los posibles peligros, ser capaces de evaluar cómo nos pueden afectar y ser capaces de reaccionar a tiempo. Por ello, antes de realizar cualquier actividad en el medio natural debes intentar prever las condiciones que te puedes encontrar y valorar los posibles riesgos a los que tendrás que responder.
Aun recuerdo las noches de verano en la sierra, mirando al cielo y viendo un inmenso mar de luces. Así no se ven en la ciudad! me decía siempre...
Esa sensación de quedarte dormido en la montaña, bajo un inmenso cielo repleto de estrellas, las cuales pareces alcanzar con la mano... el poder disfrutar de ver constelaciones, oír los ruidos de la naturaleza en la noche y con suerte ver pasar algún ave rapaz, es inigualable!
No es lo mismo la montaña de noche que de día. Por la noche cobra vida!!!
Tener un plan de acción aumenta nuestra confianza y mantiene nuestra mente ocupada. Los siguientes puntos pueden ayudarnos a elaborarlo.
1.- Análisis de la situación: Se debe analizar la situación para organizar un plan. Quizá hay heridos, o me amenaza algún peligro. Tener agua y alimentos es importante, igual que poder obtenerlos por los alrededores. A la hora de trazar un plan hay que establecer prioridades. Hay que tener en cuenta los peligros del entorno y cómo evitarlos. En ocasiones, dependiendo de cada situación concreta, habrá que alterar el orden de las prioridades o sustituir unas por otras. Por ejemplo:
-Prestar primeros auxilios
-Preparar las señales
-Abastecerse de agua
-Procurarse un refugio
-Abastecerse de comida
-Prepararse para desplazarse .
Es útil preparar un inventario del material, el agua y la comida de la que disponemos y prepararnos para abastecernos por nuestros propios medios de estos últimos antes de que se agoten las reservas.
2.- No tener prisa: Salvo en los casos de urgencia médica, la conservación de nuestra energía es un factor más importante que el tiempo. Por otro lado, el agotamiento por una actividad física sin un objetivo preciso provoca una situación de desamparo que socava nuestra moral. Por ello, todo lo que hagamos tiene que responder a un plan y un objetivo preciso.
3.- Recordar dónde te encuentras: Probablemente tendremos que alejarnos del lugar del accidente o de nuestra base o refugio para explorar los alrededores. En estos casos hay que tomarse un tiempo en analizar los rasgos del paisaje y hacer un mapa mental del lugar. Debemos marcar el camino para poder volver sobre nuestros pasos y no perdernos, pues el golpe psicológico que provoca esta situación es durísimo.
4.- Dominar el miedo y el pánico: Hay que mantener la mente ocupada con estas medidas. Debemos ser optimistas y confiar en ser rescatados, pero también debemos prepararnos para afrontar futuros problemas.
5.- Improvisa: En una situación de supervivencia siempre hay algo que hacer. Utilizar nuestra inventiva y creatividad aumenta nuestra confianza.
6.- Valora tu vida: Si perdemos la voluntad de sobrevivir, el deseo de mantenernos con vida, el conocimiento de estas técnicas es inútil. No debemos correr riesgos innecesarios que puedan provocarnos un accidente.
Circunstancias personales
Las personas que emprendan viajes, especialmente si van a zonas alejadas o peligrosas, deben tener en cuenta sus necesidades personales. Diabéticos, alérgicos etc. deben incluir sus medicamentos en el equipaje. También deberían llevar unas gafas de repuesto quienes las necesiten. Cada uno debe conocer sus circunstancias y prepararse para afrontarlas.
En ambientes naturales y agrestes hay limitaciones en los tratamientos que pueden ofrecerse a una persona accidentada. Estas limitaciones surgen a partir de restricciones en el equipo o en la carencia de entrenamiento de la persona: Lo “Real”.
La mejor manera de desarrollar un plan de acción en el campo es asumir que todas las formas de tratamiento son posibles, o sea que incluye la previsión de los problemas, la disponibilidad de equipo sofisticado y niveles de entrenamiento médico avanzados: Lo “Ideal”. De esta manera el socorrista podrá identificar los principios de tratamiento y procedimientos más adecuados. Si bien muchas veces es imposible poder contar con los mismos, es importante hacer una lista de los tratamientos que se realizarían ante una situación ideal.
Luego de establecer los tratamientos ideales es el momento de considerar las limitaciones que tuvimos en cuenta anteriormente. Es también importante poder diferenciar entre el tratamiento necesario (Ideal) y el tratamiento que se adecua a las condiciones en que nos encontramos (Real).
El objetivo final debe ser desarrollar un plan de tratamiento real de campo. Todos los tratamientos necesarios deben llevarse a cabo y en lo posible deben realizarse en el campo. Hay que tener en cuenta que los principios son más importantes que los procedimientos, y que los principios de tratamiento normalmente se pueden llevar a cabo en el campo utilizando la improvisación. Aquí habrá que poner en juego mecanismos que nos permitan llevar a cabo los tratamientos necesarios con los recursos disponibles.
La conducta más adecuada en el campo será aquella que pueda realizarse para cumplir con todos los procedimientos y principios del tratamiento utilizando los recursos disponibles.
Siempre que no se disponga de los recursos y del entrenamiento adecuado para poder llevar a cabo las conductas necesarias el plan de contingencia deberá incluir la evacuación de la victima.