La última patrulla II Capitulo 4 Tu equipo…
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La montaña es un espacio maravilloso que tenemos: es fuente de vida para todos y una herramienta de autoconocimiento, para quienes se acercan a conocerla. Es, además, espacio de contención de lo simbólico y referencia permanente para saber dónde estamos parados.
La montaña es un espacio de todos, mayormente público, aún contra el afán de posesión permanente de privados. Debemos ocuparnos de que la naturaleza siga siendo nuestra, en todo el sentido del término. La montaña es también un espacio de libre tránsito y, por tanto, un espacio de libertad y, por tanto, un espacio de conocimiento interior y de respeto exterior y, por tanto, un espacio de bienestar social general, un bien comunitario, aquello que, desde los primeros tiempos, es de todos porque no es de nadie.
Siempre hay gentes en problemas: se pierden o accidentan en las montañas, quedan atrapados, caen en un pozo o en un río o en una desgracia, sufren un infarto o son asaltados o lo que sea que pueda ocurrir; hay de todo.
Pasan cosas a las personas, evidentemente, y debemos estar listos.
A la montaña va mucha gente, muchísima, cada vez más. De la inmensa cantidad de gente que allí vive experiencias, una ínfima cantidad, una insignificante cantidad de ellos, requiere ser rescatados, es cierto que se cometen imprudencias, de todo tipo, algunas pocas de ellas ocasionan un rescate y hasta hay algún o algunos muertos cada año, pero debemos -en función de todo aquello que la montaña ofrece- estar preparados para estar presentes en estas contingencias; nobleza obliga, amor con amor se paga, aunque se trata de tarados o taradas que cometieron varios errores hasta llegar a la situación de víctimas del espacio, algo que, inicialmente, nadie busca.
Si, en los costados agrestes de la naturaleza, alguien no alcanzó a hacerse responsable de sí mismo e incluso de gente a la que llevó a ese lugar. Quien vive experiencias en la montaña, debe saber que es tanto dueño de su propia libertad y capacidad de extender experiencias, como de sus errores y sus faltas de evaluaciones previas. Si, así son las cosas, te fracturas una pierna o te mueres, será parte de las conclusiones personales de esa experiencia límite que decidiste vivir.
Si el cerro de la gloria no fuera el cerro más alto de todos en las cercanías de Monclova, casi nadie vendría a practicar senderismo. La gente va a ese lugar, porque es elevado y peligroso.
Sí, se hace necesario estar a la altura de las circunstancias: bien entrenado, bien equipado, bien orientado y bien capacitado y conociendo nuestros límites o bien acompañado por un guía.
La práctica del senderismo no conlleva la necesidad de tener un material excesivamente especializado, pero sí que es conveniente hacerse con un buen calzado. Es cierto que, para quien vaya a andar por una ruta muy sencilla y sin obstáculos, casi cualquier calzado deportivo cómodo es válido, pero quien desee aumentar un poco el nivel o el tiempo de ejercicio debe buscar un calzado más apropiado.
Ahora el calzado para senderismo y otras especialidades deportivas similares como el trekking (rutas más largas y complicados) o el montañismo (puede incluir escalada) está fabricado con materiales ligeros, flexibles, muy cómodos y transpirables, en los que el diseño también se tiene en cuenta.
Lo más importante es que la suela de la bota sea un poco rígida y que tenga un buen dibujo que evite los resbalones; el material ideal es la piel, porque transpira mejor y su altura debe agarrar bien el tobillo, ya que una de las lesiones más habituales en el senderismo es el esguince de tobillo (también de rodilla) cuando se atraviesan terrenos inestables. También es importante elegir modelos que tengan un buen grado de impermeabilidad, sobre todo si vamos a hacer rutas en senderos con arroyos o en días lluviosos.
El resto de la ropa también debe ser cómoda y transpirable. Lógicamente, dependiendo de la época del año, debe ser más gruesa o no, aunque nunca está de más llevar un impermeable por si llueve y un gorro para el sol para así evitar indeseados golpes de calor e insolaciones.
Cuando nos aventuramos en la naturaleza, corremos el riesgo de quedar aislados y vernos obligados a sobrevivir con los elementos que ésta nos brinda. Uno nunca sabe cuando podría llegar ese momento, por lo que siempre hay que estar preparados.
Al organizar nuestro equipo para salir a la aventura, debemos tener en cuenta que hay una serie de elementos que no se encuentran en la naturaleza y que siempre debemos llevar con nosotros. Estos elementos son los que conforman el equipo de supervivencia. Este equipo debe estar siempre al lado nuestro.
En cuanto al equipo de acampada para practicar supervivencia deportiva en plena naturaleza, podría ser algo parecido a este: Una mochila. Las mochilas alargadas de alpinismo podemos vaciarlas y meter las piernas dentro para estar más calientes en caso de necesidad. Un saco de dormir. El mejor que podamos adquirir y con un grosor adecuado al clima y la época del año en que realicemos nuestra aventura. Cantimplora. Cerillos o pedernal. Plato, un vaso y cubiertos. Un cuchillo de monte bien afilado y en su funda. Un botiquín que incluya protector solar y repelente para mosquitos, especialmente si dormimos al raso y sin mosquitera en lugares próximos a zonas húmedas; algún analgésico y los medicamentos específicos que podemos necesitar. Una muda de ropa interior y un poco de jabón para asearnos. No tenemos por que apestar. Un gorro de lana en invierno y un sombrero en verano. Una brújula y mapas de la zona que vamos a recorrer. Una linterna de mayor potencia, si funciona sin pilas, mejor. Una cámara fotográfica y un pequeño trípode. Para documentar la aventura. Obviamente no es necesaria, pero yo me lo pasaré mejor si la llevo. Un cuaderno y un par de bolígrafos para tomar notas del viaje.
En cuanto a los alimentos, si deseamos alimentarnos exclusivamente de lo que encontremos, pasaremos hambre. Pero la supervivencia trata de eso precisamente, de sobreponerse a la adversidad y seguir adelante. Si llevamos una tienda de campaña y alimentos para todos los días, estaremos realizando una excursión, no practicando supervivencia. Podemos, no obstante, llevar en un recipiente estanco, un poco de azúcar, sal y pastillas de caldo concentrado que harán más sabrosa cualquier sopa campestre.
Al planificar un viaje siempre organizo mi itinerario de manera de saber exactamente cual es el recorrido que voy a realizar. Primero elijo el o los lugares que quisiera visitar, los sitúo en el mapa, busco información en la web a través de los buscadores y recopilo información sobre las actividades, lugares, camping y paisajes que quisiera incluir en mi plan. Luego planifico mi viaje. Lo bueno es que desde este momento uno ya empieza a disfrutar de la próxima aventura.